El reciente fallecimiento del escritor checo Milán Kundera (1929-2023), residente en Francia desde 1975 y ciudadano francés desde 1987, es un motivo oportuno para recordar alguna de sus frases, sobre todo en estas vísperas electorales: "Para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria. Destruyen tus libros, tu cultura, tu historia. Alguien escribe otros libros, les da otra cultura, inventa otra historia; después, la gente comienza a olvidar lentamente lo que son y lo que fueron".

También la ocasión se presta para recapacitar sobre dos imágenes separadas por el tiempo, pero con un mismo mensaje: el odio a la cultura. La primera corresponde al régimen nazi que desató la mayor tragedia humana en la segunda Guerra Mundial. La foto es conocida: varios militares sonrientes de alta graduación descienden por una escalera con montones de libros en sus brazos, dispuestos a quemarlos en las piras callejeras que también se conocieron en España cuando los sublevados en 1936 ocupaban las ciudades durante la guerra.
La segunda fotografía es una pintada reciente en la biblioteca Sant Gervasi-Joan Maragall de la ciudad de Barcelona, donde con la firma de Vox en una pared en blanco se lee algo que entronca con aquel pasado inquisidor: “Menos libros y más España”.

El mensaje de la pintada tuvo su plasmación efectiva en los espectáculos y autores (Virgina Wolf, Lope de Vega) censurados o prohibidos allí donde la extrema derecha, en connivencia con el partido Popular, tiene responsabilidades de gobierno desde las pasadas elecciones y autonómicas.

Dicen las últimas encuestas que la falacias de Feijóo, la pasividad de los moderadores y la torpeza en muchos casos de Pedro Sánchez, derrotado al parecer en el pasado y ruidoso debate televisivo de Atresmedia, han hecho crecer las expectativas de voto del Partido Popular, sin que eso vaya a ser suficiente para descartar a Vox como socio en el próximo gobierno de España.

Ante esa posibilidad, yo no veo la movilización del voto progresista que sería necesaria por ninguna parte, quizá porque pesa el cabreo de una parte del electorado señalado por Iván Redondo ante las torpezas de Sumar. Puede que también influya que el tiempo de canícula es proclive al amodorramiento, incluso en circunstancias tan desaconsejables para ello como las actuales. Lo cierto es que "para liquidar a los pueblos se empieza por privarlos de la memoria" y tanto el Partido Popular como su socio en la extrema derecha tienen mucho empeño en ello.

Si ni así hay capacidad de reacción, ya sabemos lo que nos espera en un país que ya vivió tiempos de silencio como los que soportó el propio Milán Kundera y programó un general franquista ante Miguel de Unamuno en Salamanca con aquel “¡Muera la inteligencia!”.