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Eduardo Parra / Europa Press (Foto de ARCHIVO) 21/11/2022

Para la OTAN, Ucrania ya no tiene derecho a su soberanía territorial

Es un secreto a voces que la Alianza Atlántica trabaja en una salida negociada a la guerra a cambio de la cesión del Donbás y Crimea a Rusia

31/08/2023 13:14 h

Para la OTAN, Ucrania ya no tiene derecho a su soberanía territorial

Es un secreto a voces que la Alianza Atlántica trabaja en una salida negociada a la guerra a cambio de la cesión del Donbás y Crimea a Rusia

A mediados de agosto, mientras media Europa se iba de vacaciones y la otra media sufría la subida del precio de los alimentos y los carburantes, un alto cargo de la OTAN, Stian Jenssen, insinuó durante una conferencia en Noruega que una posible salida negociada al conflicto que enfrenta desde hace año y medio a Ucrania y Rusia pasaría por que los ucranianos cedan territorios del este a Putin y, como premio, la Alianza Atlántica admitiría en su club militar a Kiev.

El secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, tuvo que salir a sofocar el incendio generado por su jefe de gabinete después de que Kiev considerara “inaceptable” la propuesta. “Es Ucrania y solo Ucrania la que puede decidir cuándo se dan las condiciones para una negociación y la que puede decidir en una mesa de negociación qué es una solución aceptable”, subrayó Stoltenberg para calmar al presidente Volodímir Zelenski.

A pesar de la rectificación inmediata, el relato de una salida negociada al conflicto, a cambio de que Ucrania ceda los territorios del Donbas y Crimea, ambos controlados en la actualidad por el Kremlin y sin que Kiev parezca con posibilidades reales de reconquistarlos, son ya un secreto a voces en la escena internacional. A cambio, además de la entrada en la OTAN, la Unión Europea ya habla abiertamente de 2030 como fecha para finalizar la entrada de Ucrania y los Balcanes en el club de los 27 e incluso abre la puerta a una “entrada gradual”, esto es, que para ingresar en la UE no tenga que cumplir con todo el acervo comunitario y que se pueda permitir el ingreso y luego ir cumpliendo por fases los requisitos.

Una forma de ingreso que abriría la puerta a una UE de dos velocidades en materia de derechos humanos, libertades, respeto a las minorías o lucha contra la corrupción. Lo que necesitaría la unanimidad todos los Estados Miembros, y justo ahí reside la dificultad de que los planes del presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, salgan bien.

Este runrún de que la guerra tiene que acabar viene motivado por los sones electorales procedentes de Estados Unidos, que celebrará sus presidenciales en noviembre de 2024 y donde el coste de la guerra, traducido en inflación descontrolada, subida de los tipos de interés de la Reserva Federal y en un aumento del déficit fiscal de Estados Unidos por el gasto para financiar a Kiev, es ya insostenible en términos políticos para el presidente Joe Biden.

Biden tiene complicado presentarse ante su electorado como el presidente de la guerra cuando enfrente está el consenso de los candidatos republicanos, especialmente Donald Trump, que abogan por anteponer los intereses estadounidenses y asegurar su propia frontera. Todo esto sin contar la pérdida de vidas humanas en el frente que, según datos estimativos del propio Pentágono, ronda los 200.000 soldados muertos: 120.000 rusos, 70.000 ucranianos.

«Si al comienzo de la guerra el relato de la OTAN, la UE y EEUU era que Ucrania tenía derecho a defender su soberanía territorial y se condenaba cualquier contrarrelato pacifista, ahí está la hemeroteca para recordar lo que se dijo contra la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, por participar en una cumbre pacifista.»

El diario El País, siempre a tener en cuenta a la hora de saber por dónde va la estrategia de la OTAN, publicó este fin de semana un reportaje a doble página en su edición impresa, con un enfoque humano sobre el coste de la guerra, las presiones de Estados Unidos para firmar un acuerdo de paz y el cansancio de la población ucraniana que ve muy lejos el triunfo que los países que integran la Alianza Atlántica prometieron que llegaría pronto y sin más esfuerzo que la propia resistencia del pueblo.

Una madre que aparece en el reportaje aparecido en El País, firmado por el Cristian Segura, enviado especial a Kiev, puso negro sobre blanco el secreto a voces que, sin embargo, ningún líder europeo ni de la OTAN quiere admitir a las claras: “Prefiero que los rusos se queden con el Donbás que ver a mi hijo combatiendo”.

Si al comienzo de la guerra el relato de la OTAN, la UE y EEUU era que Ucrania tenía derecho a defender su soberanía territorial y se condenaba cualquier contrarrelato pacifista, ahí está la hemeroteca para recordar lo que se dijo contra la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, por participar en una cumbre pacifista. Ahora, el nuevo relato oficioso es que Ucrania debe ceder territorios para lograr firmar la paz y acabar con una guerra que no tiene visos de que la pueda ganar el ejército de Kiev ni con ayuda de sus aliados. Ya sí se puede hablar de paz.

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