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Russell Crowe y el dilema gorgojo

La alternativa entre Sánchez o Feijóo está bien ejemplificada en una secuencia de Master & Commander, la obra maestra que Peter Weir estrenó hace veinte años y que posiblemente sea la mejor película de aventuras de las últimas décadas.

21/07/2023 14:00 h

Russell Crowe y el dilema gorgojo

La alternativa entre Sánchez o Feijóo está bien ejemplificada en una secuencia de Master & Commander, la obra maestra que Peter Weir estrenó hace veinte años y que posiblemente sea la mejor película de aventuras de las últimas décadas.

Reconozcámoslo: los españoles tenemos una lamentable tradición de escoger mal durante los dos últimos siglos. Escogimos mal a nuestros aliados en la batalla de Trafalgar, con lo que no sólo nuestra armada quedó herida de muerte sino que menos de tres años después las tropas napoleónicas invadían la Península Ibérica. Para ser exactos, la verdad es que los españoles ahí no escogimos nada, sino que nos vimos metidos en una de las tantas cagadas personales de la dinastía borbónica, quienes pensaron que enfrentarse al almirante Nelson era una magnífica oportunidad para recuperar Gibraltar. Una vez que nos quitamos a Napoleón de encima, al menos pudimos tener los reflejos de aprovechar las cosas buenas importadas de Francia, puesto que en la Constitución de 1812, se establecía por primera vez que la soberanía nacional, privilegio del rey, correspondía ahora al pueblo y a sus representantes electos. Sin embargo, once años después el absolutismo volvía de la mano de Fernando VII, un monarca nefasto que clausuró el Trienio Liberal de Riego al grito reaccionario del populacho: ¡Vivan las cadenas!

En las elecciones del domingo, las más importantes en la reciente democracia española, los españoles nos jugamos que el fascismo no entre de lleno en las instituciones, una apuesta atroz para cualquiera con un dedo de frente. Es verdad que el gobierno de Pedro Sánchez ha cometido errores imperdonables, ha dejado en suspenso un montón de promesas, ha provocado escisiones irreparables en el movimiento feminista y se ha quedado a medio gas en algunas propuestas sociales. Es verdad que hay muchos motivos para el desánimo entre la izquierda, es verdad que la liquidación general de Unidas Podemos –por no hablar de las traiciones y puñaladas por la espalda— dentro del magma heterogéneo y sospechoso de Sumar no invita precisamente al optimismo, pero no se trata de eso ahora.

«Hay que evitar como sea que gane el gorgojo más gordo. De nosotros depende. »

Aunque la abstención o el voto en blanco nunca fueron otra cosa que un encogerse de hombros ante la inercia histórica, esta vez enterrar la cabeza en la arena como el avestruz va a resultar directamente un suicidio, un retroceso de décadas en la adquisición y disfrute de muchos derechos fundamentales. Nos jugamos tener a un embustero patológico de presidente, a un energúmeno neonazi de vicepresidente y a una recua de orcos y orcas indecentes al frente de ministerios e instituciones estatales.

La alternativa entre Sánchez o Feijóo está bien ejemplificada en una secuencia de Master & Commander, la obra maestra que Peter Weir estrenó hace veinte años y que posiblemente sea la mejor película de aventuras de las últimas décadas. En la escena a la que me refiero, el capitán Jack Aubrey, soberbiamente encarnado por Russell Crowe, bromea durante una de las cenas a bordo al señalar dos gorgojos que andan por el plato. Le dice al doctor Stephen Maturin, recién embarcado en la fragata Surprise, que escoja uno de los dos y se echa a reír cuando Maturin, interpretado por Paul Bettany, prefiere el más gordo. “Hay que escoger el animal menor” dice Aubrey entre carcajadas, un juego de palabras donde la traducción española aprovecha la resonancia entre los términos “mal” y “animal”. En inglés no es muy distinto: “the lesser of two weevils”, literalmente, “el menor de dos gorgojos”, ya que la palabra weevil (gorgojo) lleva en su interior evil (mal). He vuelto a las guerras napoleónicas, con el auxilio de un marino británico, para ejemplificar esta verdad elemental: siempre, siempre, siempre hay que escoger el mal menor. Hay que evitar como sea que gane el gorgojo más gordo. De nosotros depende.

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