Image
EFE/ Cati Cladera

Lecciones de la democracia

Proyecto, territorialización orgánica plurinacional y alianzas estratégicas fuertes en las que la generosidad tenga límites marcados por la prudencia, la lealtad y la honestidad, podrían ser las primeras tablas para tapar las botanas del barco.

29/05/2023 18:49 h

Lecciones de la democracia

Proyecto, territorialización orgánica plurinacional y alianzas estratégicas fuertes en las que la generosidad tenga límites marcados por la prudencia, la lealtad y la honestidad, podrían ser las primeras tablas para tapar las botanas del barco.

La estrategia del PP ya es la estrategia de la derecha ultra cuya nación es Madrid. Para esa derecha, cuyo discurso está totalmente sustentado por los medios de comunicación que emiten radiación nuclear desde el centro de los poderes del estado, el asalto al gobierno de España está a la vuelta de la esquina. Las elecciones del 28 de mayo ha fortalecido indistintamente a Ayuso y a Feijóo, pero quien ha marcado la pauta del éxito es el estilo Ayuso.

El mapa de los resultados electorales dibuja una España con tres territorios independientes del ecosistema mediático madrileño, Cataluña, Euskadi y Galicia, y el resto de comunidades cuyo electorado se comporta como súbdito de Madrid. Es muy injusto, pero así ha sido. Es muy injusto porque no sé qué hubiera sido de inmensas capas de población de distintos niveles económicos si estos tres años y medio hubiesen estado dirigidos por un gobierno estilo Rajoy, o peor. Es muy injusto porque es raro encontrar a alguna persona que no se haya visto beneficiada de alguna medida gubernamental, desde la subida del SMI hasta la de las pensiones, desde las políticas de igualdad o familia hasta el tope del gas. Es muy injusto pero es lo que es.

Lo más decente que ha hecho Pedro Sánchez, después de la indecencia de participar e instigar durante toda la legislatura la línea derechista de criminalizar y achicar el espacio de Podemos, es convocar elecciones anticipadas. El pueblo siempre debe tener la palabra. En las elecciones del 23 de julio veremos si es la misma palabra que las de las municipales y autonómicas. La indecencia se ha demostrado durante toda la legislatura ralentizando el cumplimiento del acuerdo de gobierno firmado en enero de 2020 o, directamente, obstaculizando el cumplimiento de acuerdos esenciales como la derogación de la ley mordaza. Si la derecha gana en julio se encontrará su obra represiva impoluta con un CGPJ no renovado y una RTVE regalada.

Image

La indecencia la demostró Sánchez con su pose otanista ante la guerra de Ucrania, la entrega del Sahara a Marruecos, la derogación del sonsentimiento de la ley del solo sí es sí, o el bloqueo a la ley de vivienda hasta que los datos sociométricos del CIS le indicaron que ahí había una vía de agua para su poder. Antes, la indecencia fue alimentar el viento de costado contra Unidas Podemos, alentando su transformación en Sumar. Sumar no sumó en Andalucía y no parece que una opción sin estructura propia pueda sumar en tan corto espacio de tiempo hasta las elecciones generales de julio de 2023. Nos queda Unidas Podemos.

La derecha ha definido antes y después de estas eleciones sus líneas de combate: el centralismo de estado con dirección cultural, medíatica, política y económica en Madrid, y la batalla contre el feminismo que es la gran batalla contra la igualdad en todos los ámbitos. La nave de Podemos ha quedado muy dañada. La idea de los “estrategas” del PSOE era llegar a las elecciones municipales y autonómicas con Podemos muy debilitado, y con una alternativa, Sumar, en la que estuviese subsumido, que no produjese chispas en el disco de freno de los avances democráticos. Lo ha conseguido, pero de paso ha infringido un daño enorme a sí mismo y a sus deseados colaboradores.

«La derecha ha definido antes y después de estas eleciones sus líneas de combate: el centralismo de estado con dirección cultural, medíatica, política y económica en Madrid, y la batalla contre el feminismo que es la gran batalla contra la igualdad en todos los ámbitos.»

La derecha trumpista ha trazado con toda claridad las líneas de confrontación con la España progresista, la periférica, la nacionalista y la colonizada (pienso en Andalucía), estas son la defensa del centralismo madrileño y el antifeminismo. El ariete contra esas dos líneas defensivas del centralismo monárquico es un proyecto conjunto de la izquierda para ganar las estructuras del estado. La cercana batalla electoral hará muy difícil la reflexión sosegada sobre el mismo, seguirán siendo claves la batalla cultural y mediática, y la creación de estructuras políticas territoriales sólidas que se parezcan a la España que la derecha quiere anular.

El ciclo del 15M ha terminado. Podemos ha llegado al límite en la forma en que hoy está organizado. Proyecto, territorialización orgánica plurinacional y alianzas estratégicas fuertes en las que la generosidad tenga límites marcados por la prudencia, la lealtad y la honestidad, podrían ser las primeras tablas para tapar las botanas del barco.

Te puede interesar
Te puede interesar