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La unidad de la izquierda

Anguita se preguntó si “habremos de renunciar a ser de izquierdas para que haya ‘unidad de la izquierda”

02/07/2023 10:00 h

La unidad de la izquierda

Anguita se preguntó si “habremos de renunciar a ser de izquierdas para que haya ‘unidad de la izquierda”

Eso que ha dado en llamarse la 'unidad de la izquierda' puede ser muchas cosas. Una de ellas, “un eslogan manipulado” esgrimido “para darme garrotazos”, según denunció Julio Anguita allá por los años noventa del pasado siglo XX, cuando lideraba Izquierda Unida, una parte de la cual, muy bien conectada con la prensa supuestamente progresista y con el PSOE, trabajaba día y noche para poner aquella formación a la sombra del partido de Felipe González y su 'proyecto de país', tan bien detallado en el demoledor Informe Petras.
“Que se pongan de acuerdo como sea”, coreaba también entonces la troupe de 'intelectuales de izquierdas' del régimen del 78, los mismos que poco después celebrarían las listas conjuntas de PSOE e IU al Senado y el abrazo de los candidatos de ambas formaciones a la Presidencia del Gobierno para evitar la “victoria electoral de la derecha” en las generales del año 2000.

Cabe recordar dos cosas: una, que aquel abrazo se produjo mientras Anguita se recuperaba aún del infarto que lo apartó de aquella carrera electoral; dos, que aquella 'unidad de la izquierda' no evitó la victoria del PP, que logró incluso su primera mayoría absoluta en unas generales. Y cabe preguntarse otras dos cosas: una, si aquella 'unidad de la izquierda' no sólo no evitó la victoria del PP sino que incluso la favoreció; dos, si desde entonces hasta la irrupción de Podemos casi tres lustros después hubo en España una izquierda de ámbito estatal digna de tal nombre.

«Donde sí que hay dos almas es en esa izquierda de ámbito estatal que de un tiempo a esta parte ha dado en llamarse la izquierda a la izquierda del PSOE»

No, todo aquello no logró evitar, ni mucho menos, la “victoria electoral de la derecha”, pero sí logró que la cuestión de la 'unidad de la izquierda' se afrontara sin el más mínimo análisis de fondo. Y ya se sabe a quién beneficiaba, y a quién beneficia, el silenciamiento de divergencias ideológicas no menores a base de runrunes como el recurrente “que se pongan de acuerdo como sea” o de acusaciones de hacer “ruido”.

En aquel momento, la 'unidad de la izquierda' de la que hablaba la prensa progre y la troupe no menos progre era la unidad de IU con el PSOE, aunque no todo ello fuera realmente de izquierdas, como ahora ya prácticamente nadie discute. En este momento, la 'unidad de la izquierda' de la que hablan esos mismos actores y sus herederos es la unidad de eso que ha dado en llamarse “la izquierda a la izquierda del PSOE”, aunque, igualmente, no todo ello sea de izquierdas; no entro ya en si todo ello está realmente a la izquierda del PSOE.

¿Por qué la prensa progre y esa troupe siempre llaman 'unidad de la izquierda' por ejemplo a las alianzas de cierta izquierda de ámbito estatal con los regionalistas de Más país o Compromís pero nunca se lo llaman por ejemplo a las alianzas de otra cierta izquierda de ámbito estatal con los soberanistas de ERC o EH Bildu? La cuestión no es ni inocente ni menor.

Por mucho que se hable de ellas, en el PSOE no hay dos almas dignas de tal nombre. Donde sí que hay dos almas es en esa izquierda de ámbito estatal que de un tiempo a esta parte ha dado en llamarse “la izquierda a la izquierda del PSOE”, denominación que, dicho sea de paso, parece abocar a ese espacio, en ocasiones tan variopinto, a empezar –o a acabar, según se mire– donde al PSOE le venga en gana (¿por qué prefiere definirse en relación con el PSOE en vez de en relación consigo mismo?). Dos almas: una, siempre tan bien conectada con el PSOE y con la prensa supuestamente progresista; otra, no tanto.

En su día, el propio Anguita le confesó al periodista Javier Ortiz que su formación y él mismo tuvieron que soportar “un constante boicot interno de gente cuyo deseo nunca ha sido otro que el de compartir las mieles del PSOE triunfante, aunque para eso hiciera falta renunciar a todo proyecto de transformación social digno de tal nombre”. Y a continuación se preguntó si “habremos de renunciar a ser de izquierdas para que haya 'unidad de la izquierda'”.

La pregunta sigue hoy plenamente vigente.

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