Desde que el pasado año Ayuso anunciase dentro de la llamada "ley Ómnibus" (esa atrocidad para desmantelar servicios públicos con el fin de favorecer a unos pocos) que iba a modificar la ley pese a no tener competencias para favorecer a un par de empresas, los taxistas no hemos parado de trabajar, tanto contra este atropello hacia las miles de familias y de usuarios y usuarias de nuestro servicio, como en mostrar a la sociedad de qué manera actúan estas empresas con la complicidad de partidos como el PP, dedicándose a vulnerar tanto derechos o leyes como cualquier ética, únicamente por conseguir beneficios a costa de las personas. Porque el uso de las instituciones públicas con el fin de beneficiar a los de siempre, nos afecta a todas.

Y no es que lo diga yo que soy parte afectada, es que en este momento, los taxistas tenemos admitido a trámite un recurso que presentamos gracias a Unidas Podemos contra el gobierno de Isabel Díaz Ayuso por vulnerar el artículo 37 de la Constitución al considerar que han utilizado las instituciones públicas para legislar a favor de Uber, de Cabify y de otras empresas, algunas incluso muy cercanas a ex miembros de su mismo partido.

Empresas que a su vez se han beneficiado de un contrato de transporte sanitario que la misma presidenta del PP madrileño quitó al taxi para adjudicarse a una empresa de vehículos VTC por una cantidad bastante mayor y que durante 9 meses ha permitido que sus vehículos hayan estado circulando por toda la Comunidad de Madrid sin normas con el peligro que conlleva.

Empresas también que del mismo modo hemos denunciado por cambiar las matrículas de sus vehículos para poder circular sin las revisiones pertinentes, poniendo en peligro a las usuarias y usuarios como al resto de actores de la movilidad o por discriminar barrios de rentas bajas, aumentando el precio en estas zonas disminuyendo su disponibilidad para prestar servicios.

Pero no es mucho más que el calvario que están viviendo miles de ciudadanas y de ciudadanos en la Comunidad de Madrid por culpa del mal endémico que es la derecha y sus políticos dirigidos por un pinganillo. No es más dolor que el de personas que sufren no poder acudir a las urgencias de su pueblo o de su barrio porque no hay médico, o que tienen que esperar meses, incluso años para poder tener cita con un especialista.

Ni tampoco es más calvario que el de las vecinas y vecinos de San Fernando de Henares, que llevan más de un mes acampados para protestar por el derecho a una vivienda digna o de los familiares de los 7291 fallecidos en las residencias de la Comunidad de Madrid por culpa de los protocolos de la vergüenza, ni tampoco es más que la discriminación de Ayuso contra todos esos municipios en los que la educación se sigue impartiendo en barracones o de igual manera, no es más calvario que el de toda esa sociedad civil que está siendo silenciada mientras aguanta todos estos abusos. Es por ello que esté 28 de mayo tenemos la oportunidad de que nos oigan. Por todas y todos, con conciencia de clase. La democracia es nuestra luz al final del túnel. La oportunidad de la gente.