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La cuna de la democracia, tercer país más endeudado del planeta

Grecia vive una coyuntura de máximo desencanto político, en gran medida como consecuencia de la decepción que supuso Syriza.

01/07/2023 10:00 h

La cuna de la democracia, tercer país más endeudado del planeta

Grecia vive una coyuntura de máximo desencanto político, en gran medida como consecuencia de la decepción que supuso Syriza.

Tal como se preveía, el partido conservador Nueva Democracia logró la mayoría absoluta en la segunda vuelta de las elecciones generales de Grecia, celebrada el pasado domingo. Y ello, gracias a la "contrarreforma" de la Ley Electoral promovida en 2020 por el propio partido, la cual vuelve a otorgar hasta medio centenar de escaños adicionales al partido más votado, para favorecer así el gobierno en mayoría absoluta. Los conservadores griegos obtuvieron algo más del 40 por ciento de los votos frente a Syriza, la fuerza política liderada por Alexis Tsipras, que no llegó a alcanzar el 18 por ciento. Aparte de los históricos partidos socialista (PASOK) y comunista (KKE), el Parlamento Griego cuenta ahora con nueva representación de tres partidos ultraconservadores -que ejercerán "oposición por la derecha"- y ya no da cabida a ningún diputado del partido reformador europeísta de Varoufakis (MERA25). 

Nadie mejor, a nuestro juicio, que el profesor, escritor y helenista español Pedro Olalla, buen conocedor de la historia de aquel país -en el que reside desde hace tres décadas y sobre el que ha escrito libros tan interesantes como "Grecia en el aire" o "Palabras del Egeo"  (ed. Acantilado)-, para hacernos una valoración de los comicios del pasado domingo: "El continuismo está asegurado", según Olalla, y "Nueva Democracia se sentirá avalado democráticamente para mantener una línea política que en nada favorece los derechos y necesidades de la mayoría social y sí la política de los acreedores, que son los que gobiernan Grecia desde hace mucho tiempo" .

“Tenemos, por ejemplo, una autoridad independiente de ingresos públicos, que sustituye a la Hacienda Pública, que está regida por los acreedores y que decide sobre el conjunto de los ingresos del Estado sin rendir cuentas a ningún parlamento o instancia democrática. Tenemos también todos los activos del Estado vinculados a un "Superfondo" controlado, en gran medida, por el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera, que administra y puede vender todos los bienes públicos sólo con la firma del ministro de Economía y sin derecho a recuperación por parte del Estado soberano. Asimismo, de lo que vende, el 50 por ciento va directamente a los acreedores, y el otro 50 a acciones concretas que decide el propio Superfondo”.

«Según el último informe de Periodistas sin Fronteras, Grecia ocupa el puesto 107 en "calidad democrática" de un total de 200 países.»

Entiende Olalla que la opción ganadora el pasado domingo ha sido, en realidad, la abstención, que se ha cifrado en el 47,18 por ciento, algo más de siete puntos por encima de los votos cosechados por Nueva Democracia, al igual que ocurrió en la primera vuelta (si bien, con menor diferencia). "Si la victoria de la abstención se interpretara políticamente como lo que es -un rechazo mayoritario a todos los partidos concurrentes-, habría que disolverlos todos y convocar nuevas elecciones con nuevos partidos. Pero el sistema electoral está diseñado para garantizar, mediante mecanismos antidemocráticos e injustos, la preeminencia de los partidos del establishment".

Grecia vive una coyuntura de máximo desencanto político, en gran medida como consecuencia de la decepción que supuso Syriza después de que el referéndum de 2015 -en el que la mayoría de los votantes expresó su rechazo a las condiciones de rescate propuestas por la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo- se convirtiera inesperadamente en una aceptación. Como consecuencia del voto de castigo impuesto a Syriza, los comicios de 2019 otorgaron mayoría absoluta a Nueva Democracia.

"Desde entonces, el gobierno de Grecia se ha lanzado a una carrera antidemocrática", afirma Pedro Olalla. "Desde el primer día, los sistemas de seguridad dependen directamente primer ministro, desatándose escándalos de escuchas, espionaje, connivencia con el poder judicial, etc. La gestión de la pandemia, pese a no haber sufrido el impacto de la primera ola, ha dado resultados desastrosos. Ha sido un despliegue de medidas autoritarias y anticientíficas, que incluyen la estigmatización de las personas críticas con las terapias adoptadas, la vacunación obligatoria de determinados sectores, las multas de 100 euros mensuales a las personas mayores de 60 años que no se sometieran a la vacuna, la expulsión de más de 7.000 sanitarios críticos con el sistema y un largo etcétera. También tenemos comportamientos mafiosos en la policía -cuya ratio por habitante es de las mayores del mundo y duplica la establecida por la ONU-, y una dotación policial con presencia permanente en las Universidades... Hemos tenido la tragedia de los trenes en el Valle del Tempe, escándalos de corrupción, de pederastia, de nepotismo... Según el último informe de Periodistas sin Fronteras, Grecia ocupa el puesto 107 en "calidad democrática" de un total de 200 países. Y en cuanto a la deuda -en cuyo nombre se vienen haciendo ingentes sacrificios materiales y humanos-, Grecia es el tercer país más endeudado del mundo y el primero de la Zona Euro".

Toda esta información, que no encontraremos en los telediarios, hace que Olalla augure un panorama nada prometedor para un país al que tanto ama: "El desencanto político de la población y la depauperación de lo público son manifiestos, pero, desgraciadamente, los sacrificios humanos y materiales vividos a los largo de estos años, si bien han despertado voces críticas con argumentativos sólidos, no han conseguido aún que una sola voz verdaderamente crítica con las políticas que se vienen haciendo pueda expresarse, de forma constructiva, dentro del Parlamento. Después de la ominosa experiencia de más de una década, uno se pregunta qué tiene que pasar, cuántos han de morir, cuánto ha de perderse todavía".

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