Image
EFE/ Chema Moya

Felipe VI, nueve años en el trono

De bandera de la reacción a no saber nada de las cuentas de Suiza

19/06/2023 10:35 h

Felipe VI, nueve años en el trono

De bandera de la reacción a no saber nada de las cuentas de Suiza

Hace hoy nueve años Felipe VI se sentó por primera vez en el trono real, que no ha abandonado hasta hoy. Fue un jueves y fue un día soleado, parafraseando la cuenta que cobijó la fortuna de su padre en Suiza donde él mismo también figuró como beneficiario de fundaciones opacas y nada edificantes de las que luego se desdijo. El 19 de junio de 2014, después de que Juan Carlos I abdicara, se proclamó rey a Felipe VI en una ceremonia que conviene recordar aquí, porque contiene perlas que explican muchas cosas acerca del régimen del 78.

Felipe estrenó su día grande en Zarzuela. Lo primero que hizo fue recibir el fajín rojo de capitán general de las Fuerzas Armadas de manos de su padre y en presencia de la familia real, a excepción de la borrada infanta Cristina. También estuvo presente un jovencísimo Froilán, que luego nos ha regalado momentos épicos en su crecimiento hacia la madurez. Felipe asimismo recibió allí a los principales mandos militares, en lo que constituye toda una declaración de principios del reino de España: ese día, la ceremonia mostró primero la fuerza y luego la democracia. Mientras esto sucedía a primera hora de la mañana en Zarzuela, unos cuantos cientos de soldados aparecieron en la Carrera de San Jerónimo, donde se situaron en formación a las puertas del Congreso, esperando el momento en el que llegara el nuevo monarca con su esposa e hijas, en Rolls-Royce. En cuanto aparecieron salió a recibirles el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de chaqué y con un rol secundario que recuerda, al ver las imágenes, el de un mayordomo que abre las puertas del palacio en el que está de prestado.

Felipe pasó revista a los soldados -de nuevo, la primacía de lo militar- antes de acceder al Congreso por la puerta principal, que solo se abre para los reyes, y accedió al hemiciclo, donde no estaban todos los diputados -solo fueron los de los partidos monárquicos- para, entre otras cosas, pronunciar un discurso a modo de desideratum de reinado en el que no faltaron recuerdos a su padre, a su madre y loas a la unidad de España, lógico en su posición. Por entonces nadie sabía nada de las fundaciones millonarias Zagatka y Lucum, ambas con sede en Suiza y de las que había sido beneficiario. Tampoco conocíamos detalles del carrusel de comisiones de su padre. Tan solo era público que Juan Carlos había tenido un convulso final de reinado y que tocaba relevo para seguir protegiendo la institución monárquica. Finalmente, Felipe se trasladó hasta el Palacio Real en un descapotable, saludando a algunos miles de personas que esperaban, fervorosas, durante el recorrido. Las imágenes aéreas, en todo caso, mostraron el discreto seguimiento en la calle. Aunque no fueran demasiados, el altisonante “viva el rey” se escuchó como el “vivan las ‘caenas’” de doscientos años antes.

Image

Fue también con dos siglos de diferencia, allá por 1808, cuando se produjo el motín de Aranjuez. Entonces los cortesanos que apoyaban al hijo, el que reinaría como Fernando VII, defenestraron al padre, Carlos IV; en pleno siglo XXI, los cortesanos de los partidos principales borbónicos, PP y PSOE, junto al aparato del Estado, se encargaron de allanar el camino del nuevo monarca para pasar página y blindar el palacio. Porque Juan Carlos, recordémoslo, no se marchó por voluntad propia. Según relatan no pocas informaciones, la operación de la abdicación estuvo diseñada por esposa e hijo y el verano de 2014 se hizo realidad.

Estandarte antidemocrático

A partir de entonces, Felipe inauguró un reinado que pronto iba a estar marcado por un desafío considerable para los monárquicos: la ruptura del bipartidismo en 2015 gracias a la irrupción de una fuerza plebeya y republicana, Podemos, ante la que poco a poco se desencadenó la más atroz maquinaria de guerra mediática, judicial y política, guerra que dura hasta hoy. Asimismo, en 2017 estalló el conflicto catalán y Felipe tomó parte como pocas veces antes un monarca lo había hecho en un discurso, el 3 de octubre de aquel año. Fue ese el momento en el que se ganó el aplauso y la identificación total de una extrema derecha fraguada en el seno del Estado, entre togas y cuarteles, y que tiene en Vox e Isabel Díaz Ayuso sus dos genuinas expresiones políticas.

Hablamos de la judicatura porque en los últimos años hemos asistido a explícitas demostraciones de una sintonía evidente entre este poder del Estado y la Corona. La imagen de los nuevos jueces en su entrega de despachos en Barcelona en 2020 gritando vivas al rey, ausente por decisión del Gobierno según apuntaron los medios, define gráficamente esta alianza.

Beneficiario en las fundaciones

A finales de 2019, y ante una la segunda repetición electoral en cuatro años, Unidas Podemos fue imprescindible para que el PSOE no pudiese mirar a su derecha y aceptase un Gobierno progresista de coalición, cosa que ocurriría ya en 2020, un año clave para la historia de nuestro país. Se rompía así la cláusula histórica que operaba desde los años treinta del siglo XX y una fuerza democrática, popular y republicana se sentaba a formar parte del Consejo de Ministros. Entonces, también, llegó una desconocida y atroz pandemia que cambió la vida de los españoles y fue letal para muchos de ellos. Justo en esos días, en el inicio de la pesadilla, Felipe escogió comunicarse con su pueblo mediante una carta en la que decía que él no sabía nada de las fundaciones de Suiza. Que, a pesar de figurar en los papeles como beneficiario, él no sabía nada. Y que renunciaba a cualquier herencia de su padre obtenida de forma ilícita, cuando la única herencia a la que realmente podría renunciar, la recibida hasta la fecha, es la Corona. ¿Resulta creíble para alguien?.

«La imagen de la Corona en 2023 es la foto de Felipe de Borbón presidiendo una corrida de toros en Las Ventas, acompañado por Isabel Díaz Ayuso, y saludando a la platea. Huele a rancio.»

Felipe, como nos contó Victoria Prego, fue obligado por su padre a pasar con él la delicada noche del 23-F de 1981 para enseñarle a reinar, cuando tenía tan solo 13 años. Después de esto, ¿alguien puede creerse que Juan Carlos no le hubiese contado cómo hacía sus negocios? Además, y según sus propias declaraciones, Felipe ocultó durante 2019, año electoral, que había recibido una carta de los abogados de Corinna Larsen en la que le manifestaban que eran conocedores que el rey Felipe VI era beneficiario de las fundaciones Lucum y Zagatka.

Hay a quienes le abren una cuenta por su primera comunión; a quienes se la abren para ir a la universidad y a otros se la abren para ser reyes, como le pasó a Felipe, con las cuentas de Lucum y Zagatka. Luego, con negarlo, de momento, le ha bastado de cara a la inmensa mayoría de la opinión publicada.

Ladillo 3: Una institución en crisis

Si hay algo que Felipe VI no ha podido parar, en todo caso, es el desgaste que la monarquía ha seguido sufriendo durante los años de su reinado. En primer lugar, porque los escándalos conocidos de su padre han proporcionado muchas informaciones y, aunque la estrategia de Zarzuela haya pasado por amortizar la figura de Juan Carlos, la institución no sale indemne de todo ello; en segundo término, porque estas hazañas no han afectado únicamente al emérito, sino que es el propio Felipe quien se ha tenido que desmarcar de una forma muy particular y a eso hay que añadir el comportamiento ilícito de otros miembros de su familia. En todo caso, la ola reaccionaria que vive España, en conexión con otros países occidentales, tiene en Felipe un bastión reaccionario. Tanto PP como Vox han hecho bandera con el monarca: los primeros, haciendo carteles electorales con su figura y los otros difundiendo fotos como forma de adhesión incondicional a la monarquía.

La imagen de la Corona en 2023 es la foto de Felipe de Borbón presidiendo una corrida de toros en Las Ventas, acompañado por Isabel Díaz Ayuso, y saludando a la platea. Huele a rancio.

Te puede interesar
Te puede interesar