Hace menos de dos años se daba a conocer una encuesta según la cual uno de cada cinco adolescentes y jóvenes varones, incluidos en la franja de edad que va de los quince a los veintinueve años, consideraba que la violencia de género no existe. Se trata, según ellos, de un invento ideológico, tal como recogía el Barómetro Juventud y Género 2021, realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud.

También se incidía en esa investigación en que esa misma consideración al respecto se había duplicado con relación a la que se había verificado en 2017, por lo que es muy posible que semejante tendencia también se haya incrementado a partir del año 2021. 

A un par de semanas de las elecciones generales y sabida, a su vez, la predisposición de una parte de ese electorado joven a votar a la extrema derecha, el partido que lidera ese mismo criterio, es de temer que buena parte del apoyo a Vox proceda de la más jóvenes generaciones de votantes. 

Esto ocurre algo más de cuarenta años después de las primeras elecciones democráticas celebradas en este país, una vez finalizada por extinción natural de su caudillo la dictadura de extrema derecha que padecimos. En 1977, la derecha de Alianza Popular obtuvo 16 escaños. En 1979, ese mismo partido, precedente del Partido Popular, no pasó de 10. La extrema derecha obtuvo en 1979 sólo uno (Blas Piñar). 

Parece más que verosímil pensar que algo se ha hecho mal a lo largo de casi medio siglo para que la educación democrática de las más jóvenes generaciones ofrezca como balance los resultados de la mencionada encuesta.