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El rey juega a ‘Hundir la flota’ sin la presencia de Margarita Robles

Felipe VI supervisa sin el Gobierno una prueba de lanzamiento de misiles y bombas en aguas de Canarias, a bordo de barcos de la Armada, entre ellos el ‘Juan Carlos I’

03/07/2023 12:54 h

El rey juega a ‘Hundir la flota’ sin la presencia de Margarita Robles

Felipe VI supervisa sin el Gobierno una prueba de lanzamiento de misiles y bombas en aguas de Canarias, a bordo de barcos de la Armada, entre ellos el ‘Juan Carlos I’

Felipe VI nos enseña estos días su perfil más ‘madelman’ poniéndose al mando de ejercicios militares en los que, al menos en el relato que elabora su Casa Real, la ausencia del Gobierno y en este caso de Margarita Robles, su ministra de Defensa, es clamorosa. El pasado 29 de junio el rey supervisó, en aguas de Canarias, un ejercicio de la Armada al más puro estilo del juego ‘Hundir la flota’ en el que se lanzaron misiles antibuque y bombas desde cazas. Estuvo acompañado exclusivamente por mandos militares: en concreto, y según informa en su web la propia Casa Real, por “el almirante general Jefe de Estado Mayor de la Armada, Antonio Piñeiro Sánchez, y por el almirante de la Flota, Eugenio Díaz del Río Jáudenes”. Más allá de lo bélico y propagandista de las imágenes, que ha distribuido directamente Zarzuela y se pueden ver en este enlace, lo que llama poderosamente la atención es precisamente que el monarca se arrogue un papel de jefe castrense máximo sin control civil.

Los militares deben estar al servicio del poder elegido por el pueblo y estas imágenes no van en esa dirección precisamente. No es la primera vez que el rey hace guiños a poderes del Estado: aún sigue resonando la filtración de la conversación que hizo pública Carlos Lesmes, entonces presidente del Consejo General del Poder Judicial, en la famosa entrega de despachos a los nuevos jueces.

«Estamos asistiendo en riguroso directo a la construcción de un Felipe VI como intento de ‘hombre fuerte’ del Estado que manda y ordena, blindado para proteger la institución monárquica y caracterizado como autoritario en lugar de ser un tipo campechano como su predecesor.»

En los ejercicios militares de la semana pasada, en aguas del Atlántico, Felipe se exhibe en un formato, incluso, hollywoodiense. A lo ‘Top Gun’ o incluso ‘Independence Day’, una de las imágenes más impactantes del publirreportaje monárquico es la de su llegada en helicóptero al buque ‘Juan Carlos I’ con su uniforme de piloto y preparado para cualquier desafío, quien dice lanzar un misil dice sortear un referéndum. No fue el único uniforme que lució esa mañana del día 29: antes se le vio vestido de marino, versátil como los muñecos ‘madelman’, que como decía su eslogan, “lo pueden todo”. Le dio tiempo a una cosa y otra: siempre basándonos estrictamente en la crónica de Zarzuela, el rey primero visitó la fragata ‘Méndez Núñez’, donde presenció el “lanzamiento coordinado de misiles antibuque” y después se trasladó vestido de piloto en helicóptero al barco ‘Juan Carlos I’, para observar el lanzamiento de “varias bombas desde cazas AV-8B “Harrier” de la Armada”, y todo antes de almorzar con parte de la tropa.

Parece que el rey está intentando reforzar en su imagen pública el carácter militar de la Corona. A la publicidad de estos juegos de guerra se une la información aparecida en diversos medios hace pocos días acerca de la visita del monarca a un compañero de promoción de la Academia General Militar que estaba hospitalizado en Sevilla.

Este relato refuerza el papel de Felipe VI como mando supremo de las Fuerzas Armadas, algo que se incluye en la Constitución, pero la Carta Magna establece en paralelo la necesidad de que los actos del monarca se vean refrendados por el poder Ejecutivo, ya sea a través del presidente del Gobierno o de los ministros. Estamos asistiendo en riguroso directo a la construcción de un Felipe VI como intento de ‘hombre fuerte’ del Estado que manda y ordena, blindado para proteger la institución monárquica y caracterizado como autoritario en lugar de ser un tipo campechano como su predecesor. En cualquier caso, emerge de nuevo la figura de un Borbón que manda representando al poder que no se presenta a las elecciones, como lo fue su padre hace décadas; y además, según la Constitución, hablamos de alguien irresponsable. Con estos juguetes y juegos de guerra, peligrosamente irresponsable.

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