Decía el maestro de periodismo, Ryszard Kapuscinski, que se debe buscar lo universal en cualquier tema, “porque una gota de agua contiene el mundo”. Jennifer Hermoso y con ella el conjunto de las jugadoras de la selección forman parte de un equipo con una ambición mayor que la de ganar trofeos futbolísticos, por eso llevan años denunciando la violencia contra las mujeres que se da en el fútbol femenino. Por ellas hemos conocido que el seleccionador Ignacio Quereda, durante décadas, las trataba de “lesbianas”, “gordas” o “necesitadas de macho”. ¿Qué hizo la Federación Española de Fútbol? ¿Hizo algo la Fiscalía? ¿Qué hizo el Consejo Superior de Deportes? ¿Qué hicieron los medios de comunicación más importantes del país? Por otras circunstancias, pero también de maltrato, se plantaron hace un año 15 jugadoras de la selección, 13 de ellas, comprometiendo sus carreras como deportistas de élite, se han negado a ir al Mundial. A quien denunciaban, al seleccionador Jorge Vilda, Rubiales le acaba de poner un sueldo de 500.000 € al año.

El periodista Ricardo Uribarri informaba hace dos años desde CTXT en un artículo sobre abusos y acoso sexual en el fútbol femenino mundial que “la FIFA teme que las últimas acusaciones no sean más que la punta del iceberg”. ¿Y por qué no sucede en el fútbol masculino? porque la violencia contra las mujeres es una violencia de género, una violencia que sufren por el hecho de ser mujer. Lo contaba en estas mismas páginas hace unos días la Ministra de Igualdad, Irene Montero: “Las violencias sexuales son una realidad estructural en nuestra sociedad que, aunque cada vez menos, permanecen profundamente invisibilizadas y normalizadas. Según la Macroencuesta de 2019, una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia machista a lo largo de su vida.”

Ni pico, ni pica, ni piquito, ni me levantó y me llevó contra su cuerpo. España vive un nuevo tiempo. El consentimiento en el centro, el consentimiento como clave de una gran conquista de las mujeres y del movimiento feminista; conquista de la sociedad en su conjunto. “Sólo sí es sí” y ya lo será para siempre, forjado y forjado a fuego en el nuevo artículo 178 del Código Penal. Consentimiento: “Solo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona”.

Estamos ante un derecho acerado a la propia esencia de la democracia, como sucede, por ejemplo, con la antigua y ya perenne Ley del Divorcio, como sucede con la Ley sobre el matrimonio de personas del mismo sexo. Le duela a quien le duela, España es hoy un referente en el mundo porque un partido político, PODEMOS, hizo de la causa que ha dado nombre a un ministerio, la de la igualdad, una de sus principales banderas. Habrá penas y olvidos, pero como recordaba Juan Gelman, “hay que resistir”.

¿Qué responsabilidad tienen los medios de comunicación? ¿Qué han hecho con el caso Rubiales? Hablaré de RTVE, la empresa de la que soy consejero de administración. Recordaré el “Especial Rubiales” del 25 de agosto. La 1 levantó su programación de tarde, un especial sin interés alguno, a un paso del bunga bunga, un programa pleno de lugares comunes en el que no hubo un segundo para la Ministra de Igualdad, Irene Montero. Voy más allá, Telediarios de TVE, análisis de lunes a viernes de la pasada semana, diez informativos, 20 horas de emisión. Cuca Gamarra tiene más presencia que la Ministra de Igualdad, también el Ministro de Cultura y Deporte la tiene. Hasta la madre de Rubiales, por su huelga de hambre en una iglesia de Motril, merece para TVE más interés que las posiciones de la ministra de igualdad.

RTVE no ha sabido estar a la altura, una vez más. Tampoco lo han hecho, salvo contadas excepciones, el conjunto de medios. La violencia sexual que han sufrido las mujeres de la selección son mucho más que los fastuosos datos de la emisión de la final por TVE (5.600.000 espectadores, 65% de share). Sí, me consta, en Moncloa y alrededores se molestarían mucho con RTVE si, en este caso que ha centrado el interés de gran parte del mundo, parte del protagonismo informativo recayera en Irene Montero, la ministra que junto con su equipo, una auténtica selección nacional en lo suyo y resistiendo en modo Gelman, más ha hecho por erradicar la violencia contra las mujeres, la visible y la menos visible. Momento para recordar a Amnistía Internacional y su campaña del iceberg.

La agresión a Jennifer Hermoso es una más. Lo es también la agresión sistemática y continuada que durante años han padecido un gran número de jugadoras de la selección española de fútbol. El iceberg nos deja ver asesinatos y casos de agresión física y sexual. Por debajo de la línea de flotación el terror contra las mujeres continúa, ahí flotan la humillación, el desprecio, la publicidad sexista o la anulación de la persona.
Pongo los Telediarios de TVE, lo hago (ingenuo) esperando ver, aunque sea por Skype, una entrevista con Ángela Davis o una de las muchas mujeres que en el mundo como ella son. No, la cobertura está pedida para la Iglesia de la Divina Pastora de Motril. En un lugar el rosario de la madre de Rubiales, en el otro el trabajo de Ángela Davis: “La violencia de género es la forma de violencia más pandémica del mundo.”

Hay medios de comunicación de todo pelaje. Los hay escasos y buenos, los hay malos y peores. Junto a unos y otros están las víctimas, referencia principal. Por un lado están quienes entienden la información como mercancía y entretenimiento, por el otro quienes la entendemos, desde el servicio público, como una poderosa herramienta de transformación social. Los medios de comunicación como uno de los grandes actores políticos del momento actual. Su influencia es y va a ser cada vez mayor. Sostiene el gran intelectual Armand Matellard que una sociedad tiene los medios de comunicación que se merece, no sucede en España, no en el momento actual. Los medios, sometidos a una enorme crisis y no solo de reputación, no están a la altura del país, salvo excepciones.

A Jennifer Hermoso y a las cientos de mujeres futbolistas que en España y en el mundo sufren la violencia en el deporte hay que animarles a que sigan en la denuncia. Un lema ,y #SeAcabó es un gran lema, no sirve para sus fines últimos si no se acompaña, por ejemplo y sobre todo, del compromiso de todas las instituciones y personas responsables implicadas. Mientras se haga o no se haga, las mujeres van a continuar siendo asesinadas, las mujeres futbolistas van a seguir siendo abusadas. Tengamos cada uno de nosotros y nosotras muy claras cuáles son nuestras responsabilidades.