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Amaral y la revolución de las tetas

La verdad es que nuestras tetas no siempre molestan, no lo hacen cuando una actriz guapísima que sigue todos los cánones de belleza se desnuda en una película. Molestan, sin embargo, cuando una mujer que pasa los 50 años decide quedarse en tetas en un escenario para reivindicar la libertad de las mujeres.

13/08/2023 18:37 h

Amaral y la revolución de las tetas

La verdad es que nuestras tetas no siempre molestan, no lo hacen cuando una actriz guapísima que sigue todos los cánones de belleza se desnuda en una película. Molestan, sin embargo, cuando una mujer que pasa los 50 años decide quedarse en tetas en un escenario para reivindicar la libertad de las mujeres.

“Porque nadie nos pueda arrebatar la dignidad de nuestra desnudez. Porque somos demasiadas y no podrán pasar por la vida que queremos heredar” decía ayer en el Sonorama (Aranda del Duero) la cantante Eva Amaral, mientras dejaba caer su corpiño y mostraba sus tetas desnudas encima del escenario en el que cantaría su mítica canción Revolución.

La cantante dedicaba este gesto a otras que lo han hecho antes que ella, a Rocío Saiz, cuyo espectáculo en Murcia fue interrumpido por la Policía en el momento en el que la cantante se quedó en topless; a Rigoberta Bandini que nos hizo saltar con ese “no sé por qué dan tanto miedo nuestras tetas”. Canción con la que os confieso que deseaba que llegase a Eurovisión para enseñar sus tetas delante de toda Europa. Aunque nos hubiera costado la descalificación, creo, que en parte, habríamos ganado. A  la cantante Zahara que con su último trabajo Puta ha hecho una reivindicación de la libertad sexual de las mujeres. También a Miren, a Bebé y a muchas otras. No es menor que la cantante se ampare en las que vinieron antes, la genealogía feminista es un arma poderosísima, pues otras pelearon antes para que hoy nosotras podamos seguir. Tampoco es menor el lugar en el que la cantante lleva a cabo está acción, una Comunidad Autónoma gobernada por la ultraderecha, que no dudó un segundo en declarar la guerra a las mujeres queriendo, por supuesto, controlar sus cuerpos poniendo impedimentos a la aplicación de la ley del aborto.

El gesto de Eva Amaral tiene más poder simbólico del que esos hombres ofendidos porque una cantante se “desnude” puedan entender. Mostrar nuestras tetas, reivindicar la dignidad de nuestros cuerpos desnudos es una gran revolución para todas las mujeres. Porque precisamente a todas las mujeres nos han dicho que debemos tener cuidado con nuestros cuerpos, no mostrarlos demasiado o, si no, nadie creerá que nos han agredido. Pero tampoco ser demasiado recatadas. El eterno modelo imposible que siempre nos sitúa en la escala de putas o santas, donde debemos hacer malabares para encontrar la virtud del punto medio (spoiler: no existe).

«A todas las mujeres nos han dicho que debemos tener cuidado con nuestros cuerpos, no mostrarlos demasiado o, si no, nadie creerá que nos han agredido. Pero tampoco ser demasiado recatadas. El eterno modelo imposible que siempre nos sitúa en la escala de putas o santas, donde debemos hacer malabares para encontrar la virtud del punto medio (spoiler: no existe).»

Nos han dicho que debemos cuidar nuestros cuerpos en silencio y enseñarlos solo cuando sea cómodo para el deseo de los hombres o cuando podamos obtener beneficios económicos de ello. Es por eso que cuando una mujer, dueña de su cuerpo, decide utilizar el topless de una manera política, los hombres no pueden evitar rasgarse las vestiduras mientras ridiculizan el hecho, a la vez que contradictoriamente le dan una importancia que no son capaces de entender con su desprecio.

Si es una tontería que una cantante se ponga en topless ¿por qué molestan tanto nuestras tetas?

La verdad es que nuestras tetas no siempre molestan, no lo hacen cuando una actriz guapísima que sigue todos los cánones de belleza se desnuda en una película, ni cuando una mujer joven con el pecho normativamente bonito lo muestra en una playa, no molestan en las películas porno ni cuando llevamos escotes imposibles. No lo hacen, tampoco, cuando subimos una foto sexy a nuestras redes sociales (siempre ocultando el pezón para que no se enfade Mr. Zuckerberg claro).

Molestan, sin embargo, cuando una mujer que pasa los 50 años decide quedarse en tetas en un escenario para reivindicar la libertad de las mujeres o cuando una activista de FEMEN se pone en tetas delante de la sede de VOX para gritarles a la cara su negacionismo de la violencia machista, su racismo y su LGTBIfobia. Molestan nuestras tetas cuando las usamos para reivindicar nuestros derechos. Igual que molestan la Ley de Libertad sexual, la de violencia de género, la ley del aborto y la ley trans y LGTBI. Molestan nuestras tetas en un escenario porque ellos saben del poder transformador de la cultura, sobre todo de la cultura feminista. Molestan nuestras tetas porque molesta el feminismo. Pero tengo una mala noticia: vamos a seguir molestando.

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