El problema no es Vinicius
El problema se llama racismo y tiene mucho que ver con la agenda mediática de la ultraderecha y con los intereses de determinados grupos políticos y empresariales que permiten que el fascismo y el racismo campen a sus anchas.
No es la primera vez que cánticos racistas y fascistas se cuelan en el deporte, y por desgracia algunas hinchadas vinculadas precisamente a la extrema derecha en España, han protagonizado varios capitulos desagradables en los últimos años. Hasta el punto que alguna que otra afición ultraderechista estuvo vinculada a actos criminales, precisamente por motivos ideológicos. ¿Os acordáis de Jimmy? El problema que hemos vivido este pasado fin de semana en el estadio de Valencia con las burlas a Vinicius, jugador del Real Madrid, se resume en que hay mucha impunidad por parte de las autoridades deportivas, y aquí quiero señalar abiertamente a dos: La Liga y la Federación Española de Fútbol.
¿Pero cuándo a estas dos grandes instituciones – que no les mueve precisamente la ética deportiva sino los negocios – les ha importado el racismo? Nunca. Pero el problema no es sólo la impunidad de esas dos instituciones, sino también la que ejerce a diario el poder mediático blanqueando y normalizando actitudes xenófobas y “quitándole hierro al asunto”. Total, solo se trata de llamarle a un moro, moro de mierda, o a un sudaca, mono de mierda. A nadie debería importarle eso. Salvo a los pocos moros y sudacas que hay.
Y aquí es donde creo que se equivocan quienes permiten que el fascismo campe a sus anchas.
Por eso es importante visibilizar esto, y señalar a los culpables. A los que insultan en los campos de fútbol y a los que permiten que eso ocurra, dentro y fuera del fútbol.
Lo que hay en juego es el tipo de sociedad que queremos construir. Una sociedad plural, respetuosa y democrático o una sociedad que se mueve ideológicamente en los parámetros de una extrema derecha racista y que atenta contra los derechos y libertades de nuestra democracia. El problema no es si Vinicius es majo o no, si va provocando o dejando de provocar. El problema se llama racismo y tiene mucho que ver con la agenda mediática de la ultraderecha y con los intereses de determinados grupos políticos y empresariales que permiten que campe a sus anchas.